
Septiembre y octubre fueron meses desafiantes. Una cirugía en ambos pies, necesaria para corregir la artritis dinámica en mis dedos, me confinó a la cama con movimiento limitado. Agujas atravesando mis dedos durante 4 a 6 semanas, un proceso que buscaba realinear mis dedos y detener el deterioro óseo.
Ante esta situación, tenía dos opciones: frustrarme y rendirme, o aprender y sanar. Elegí aprender. No fue fácil. La paciencia y la visualización del proceso de curación, a través de la meditación, fueron claves.
El resultado fue sorprendente. Mi médico quedó impresionado con mi recuperación, especialmente la velocidad de la reducción de la inflamación y la reparación de la piel. La meditación y la visualización, demostraron el poder de mi cuerpo para sanar rápidamente.
La lección es clara: no te rindas. Ama tu alma y tu cuerpo. La mente tiene un poder sanador increíble.
“Cuando el cuerpo sana, el alma se fortalece.”
¿Te has enfrentado a desafíos similares? ¿Has experimentado el poder de la mente en la sanación? Comparte tu historia en los comentarios. ¡Inspiremos a otros con nuestras experiencias!