Mi Travesía: De Tratamientos Convencionales a Terapias Alternativas
Después de años de lidiar con la artritis reumatoide (AR), he aprendido que cada persona responde de manera única a los tratamientos. He explorado tanto la medicina occidental convencional como terapias alternativas, siempre en busca de alivio. Es importante recordar que lo que funciona para mí, puede no funcionar para otros, debido a las diferentes etapas de la vida y condiciones de salud. Sin embargo, compartir mis experiencias puede ayudar a otros a encontrar similitudes y explorar nuevas opciones. Los inicios de Humira y Metotrexato Tras la retirada de Bextra, mi médico me recetó Humira y metotrexato. Este fue el inicio de un largo camino a través de diferentes medicamentos y enfoques. Durante un año, mis dolores e inflamaciones persistieron, requiriendo inyecciones puntuales de cortisona en muñecas, hombros y rodillas. Los dolores alcanzaban su punto máximo al final del día. Para aliviar el malestar nocturno, mi esposo “Chris” aplicaba cremas tópicas, aunque el alivio era temporal. El tratamiento con metotrexato y cortisona tuvo efectos secundarios notables, incluyendo cambios en la digestión, el apetito, el estado de ánimo y aumento de peso. Mejorías momentáneas con Embrel Tras probar Humira y metotrexato, mi médico me recetó Embrel. Inicialmente, noté una leve mejoría en la inflamación, pero al cabo de unos meses, los dolores regresaron con mayor intensidad y desarrollé erupciones cutáneas. Decidí suspender Embrel y volví a la cortisona, tanto oral como en inyecciones directas en las articulaciones. Estas infiltraciones, aunque dolorosas, me proporcionaban alivio temporal. Sin embargo, la dependencia de la cortisona y sus efectos secundarios me impulsaron a buscar alternativas a largo plazo. Estaba por llegar mi segundo embarazo El año 2007 marcó un punto de inflexión en mi lucha contra la artritis reumatoide. El dolor constante me impulsó a buscar alternativas, a tomar el control de mi bienestar. Recuerdo ese día con claridad fue otra noche de dar vueltas y apenas dormir debido al dolor constante. Me senté una mañana de un sábado y hablando en voz alta a mí misma, declaré a Dios y al universo que me iba a curar. Así inició un viaje espiritual y de descubrimiento. En 2008, encontré un tratamiento que fue recomendado por la tía de mi esposo “Chris”, que realmente la ayudó con su propia condición autoinmune. Esto no era un medicamento aprobado por la FDA, pero fue sin duda uno reconocido en Europa, principalmente en Inglaterra, Francia y Alemania. Esta fue la administración de inyecciones de péptidos cada 3 semanas. Este tratamiento, basado en la reconfiguración de aminoácidos, demostró ser efectivo para mi condición autoinmune. La mejoría fue tal que, al año siguiente, disfruté de un embarazo sin dolor ni síntomas de AR. Después del nacimiento de mi hija Isabelle a finales de 2009, mis pies gravemente habían sido afectados por la agresividad y el envejecimiento de mi AR. Yo tenía deformado los dedos de ambos pies. Después de visitar a un podólogo me recomendó operarme, por lo cual, tengo cirugías en mis dos pies mientras que una sección de los dedos de los pies tuvo que ser fusionados. Esto requería que 8 de mis 10 dedos de los pies, para tener pasadores atraviesan y sostienen los dedos fusionados durante 2 meses y medio. La naturaleza invasiva de la operación combinada con AR, creó naturalmente un enorme tejido de cicatrización que requirió 2 cirugías más para retirar el tejido de cicatrización y así permitir más movimiento. Este período se llevó casi un año para mí completa recuperación, así como a aliviar el dolor regular en la pelota de los pies. Perdí el 100% de movilidad en mis dedos En 2012, 2 meses después del nacimiento de mi tercer hijo “Connor”, resultó ser un embarazo difícil y doloroso con respecto a mis muñecas; se inflamaron constantemente. El resultado fue la ruptura de 3 ligamentos de la mano derecha y perder 100% de la capacidad para el movimiento de estos dedos. Durante el embarazo no tomé ninguna cortisona para garantizar la salud del bebé, no me vería afectada inmediatamente, tuve que someterme a una operación en la mano derecha, donde partes de mis muñecas fueron reemplazadas por “piezas de repuesto”, se injertaron ligamentos adicionales utilizando pequeñas placas de titanio y tornillos “re-puente” en mis tendones cortados. El proceso general tomó un año y medio con una cirugía adicional para retirar tejidos de la cicatriz e incluyendo terapias físicas. Mi preocupación en ese momento era para que esto ocurra en la mano izquierda y, por lo tanto, me llevó a descubrir una opción alternativa que incluiría la administración de células madre (que les estaré hablando próximamente en otro artículo). Mi viaje con la artritis reumatoide me ha enseñado que la esperanza y la perseverancia son clave. ¡No te rindas! Descubramos juntos un mundo de posibilidades para mejorar tu estilo de vida. ¿Has vivido alguna experiencia similar?